Plenario de la convención, ¿nueva etapa?
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a próxima semana está previsto que el primer plenario de la Convención Constitucional comience a discutir y votar las propuestas de norma que entregarán las distintas comisiones. Si bien no es descartable que finalmente se defina prolongar el funcionamiento del más organismo más allá del 4 de julio, como al parecer plantea un informe de la secretaría técnica cuya existencia ha trascendido, de lo que no hay duda es que en unos días comenzará el trabajo medular de la Convención: discutir las normas y construir los acuerdos necesarios para lograr los 2/3 que requieren su aprobación.
Es innegable que esta etapa se inicia con algunos antecedentes que preocupan. El trabajo desarrollado en ciertas comisiones -en la forma y en el fondo- con frecuencia ha dado la razón a quienes temían que el proceso constitucional podía dar a pie a excesos ideológicos y actitudes intransigentes. Los primeros, poco conducentes a realizar nuestro potencial de desarrollo ya veces ignorantes de nuestra realidad productiva; las segundas, incompatibles con el ánimo dialogante y tolerante implícito en el propósito de que la nueva Constitución sea, genuinamente, “la casa de todos”.
En la medida en que Chile pueda ganar con una reforma a su Constitución, ello depende de la convicción de que la actual es perfectible, sin duda, pero no necesita reescribirse de cero. Detrás de ideas como declarar la nulidad de las concesiones estatales, plantear sistemas judiciales paralelos, decretar la no prescripción de delitos ambientales, nuevas divisiones territoriales y jurisdiccionales, conceder derechos a la naturaleza, proponer un Congreso unicameral, o nacionalizar la industria minera, entre otras, subyace un espíritu refundacional (entre idealista y arcaico) que no es el que los chilenos dijeron apoyar tras la victoria del Apruebo hace dos años.
Todo eso ha generado dudas públicas y críticas de figuras que apoyan el cambio constitucional, algunas de ellas políticamente afines a la mayoría de izquierda en la Convención. Se trata de un llamado a la moderación que el plenario haría bien en atender.